La dificultad, ese "placentero" aspecto de un videojuego.
Un videojuego propone unas reglas y una mecánica, que habitualmente se van repitiendo y complicando a medida que se progresa. Hacer entender estás reglas y que el jugador las asimile sin ser una frustración y de manera natural sin bloquearse no es una falta de dificultad es un prodijioso trabajo de enseñanza. Diablo 3, es un juego complejo, como casi todos, pero tiene un proceso de aprendizaje largo y muy natural de recorrer.
Como si del que aprende a leer se tratara, empiezas con lo básico, hacer clic para moverte, hacer clic para atacar con la habilidad principal, luego poco después se desbloquea la habilidad secundaria y entonces puedes usar el clic derecho del ratón para activarla. Total que en poco tiempo estás en tu camino en por liberar el mundo del mal. Más adelante aparecen unos monstruos distintos con una habilidad especial, unos se vuelven invisibles, otros te congelan, otros dejan rastros de fuego a su paso, y mientras sigues añadiendo habilidades a tu repertorio. Ahora tienes una magia nueva, con el botón 1 lanzas otro ataque más potente pero este gasta mucha energía de la barra de la derecha, esa de color azul. Cuando pulsas la Q tomas una poción que te recupera la vida, la barra de la izquierda, la roja. Lo vas dominando y vas aprendiendo. Para cuando te acabas la historia, cuatro actos, en dificultad "normal" tienes habilidades en los dos botones del ratón, en los números del uno al cuatro, posiblemente tienes un nivel 30 de personaje, y has ido probando cada nueva habilidad que se te ha desbloqueado. Piensas que lo sabes todo, pero aun queda mucho por delante.
Observas que solo tienes la mitad de las habilidades desbloquedas, ¿qué pasa aquí? ¿no me había acabado el juego? Una cara de Diablo te da la enhorabuena y te dice, "majete" ahora a "pesadilla". Allí que vas pensando que arrasarás con tus super poderes y de repente los enemigos son el doble de duros. ¿cómo? pero si a estos antes de un soplido me los fulminaba. Las cosas han cambiado otro poquito. Incluso salen unos pocos monstruos más y ¿recuerdas esos enemigos con habilidades especiales? ahora en vez de una llevan dos, y alguna nueva que no habías visto nunca. Esto es interesante, sigues, es divertido acabar con las huestes del infierno. Y antes de darte cuenta, casi volando, te lo has vuelto a acabar pero esta vez, has sudado un poquito más, no ha sido tan sencillo, has tenido que planificar un poco más tus movimientos, ya no valía con quedarse quieto delante del enemigo golpeando hasta que moría. Ahora te has tenido que mover un poco más y mantener las distancias.
De nuevo Diablo te dice que "muy bien campeón" pero que ahora te vas a "infierno". Y tú que quieres ver todas tus habilidades dices más, más, más y entras. De nuevo te estampas con el hecho de que tu personaje no es tan fuerte, aunque ya te lo esperabas, estás curtido en cien batallas. Todos los enemigos pegan más y hay que darles más, pero tú encantado de la vida. Y esos élites con sus habilidades especiales, ahora llevan tres, y te quedas con los ojos como platos O_O cuando un enemigo te inmoviliza, te quema el suelo bajo tus pies, y de paso te lanza morteros desde lejos. Glups, esto se complica. A estas alturas, has entrado unas cuantas veces en la casa de subastas, y has gastado el oro que has ido consiguiendo, las armas cuanto más grandes mejor y si alguien se desprende de ellas a buen precio quienes somos para negarnos. Con sangre, sudor y algo de oro, has conseguido volverte a acabar el juego, esté sí que ha sido un viaje movidito.
Eres nivel 60, todas tus habilidades están desbloqueadas y Diablo se parte en tu cara y te manda al "averno". Ahora cuatro enemigos juntos es un problema, empiezas a entender lo de las leyes sobre las reuniones públicas, tres son multitud, y más si son élites con CUATRO habilidades. Tu pantalla muestra un lío impresionante de enemigos, rayos, fuego y hielo, pero tú entiendes qué pasa, con total naturalidad, y sabes qué tienes que hacer. Alguien que pasa al lado de tu monitor lo ve y aquello le parecen fuegos artificiales con dibujos de bichos y que no se entera de nada con tanto jaleo. No te molestas en explicar más, necesitaría jugar tres veces el juego para estar a tu nivel.
En Diablo 3 te vuelves un hardcore y ni te das cuenta. Ojalá lo de volverse ingeniero fuera así.
De nuevo Diablo te dice que "muy bien campeón" pero que ahora te vas a "infierno". Y tú que quieres ver todas tus habilidades dices más, más, más y entras. De nuevo te estampas con el hecho de que tu personaje no es tan fuerte, aunque ya te lo esperabas, estás curtido en cien batallas. Todos los enemigos pegan más y hay que darles más, pero tú encantado de la vida. Y esos élites con sus habilidades especiales, ahora llevan tres, y te quedas con los ojos como platos O_O cuando un enemigo te inmoviliza, te quema el suelo bajo tus pies, y de paso te lanza morteros desde lejos. Glups, esto se complica. A estas alturas, has entrado unas cuantas veces en la casa de subastas, y has gastado el oro que has ido consiguiendo, las armas cuanto más grandes mejor y si alguien se desprende de ellas a buen precio quienes somos para negarnos. Con sangre, sudor y algo de oro, has conseguido volverte a acabar el juego, esté sí que ha sido un viaje movidito.
Eres nivel 60, todas tus habilidades están desbloqueadas y Diablo se parte en tu cara y te manda al "averno". Ahora cuatro enemigos juntos es un problema, empiezas a entender lo de las leyes sobre las reuniones públicas, tres son multitud, y más si son élites con CUATRO habilidades. Tu pantalla muestra un lío impresionante de enemigos, rayos, fuego y hielo, pero tú entiendes qué pasa, con total naturalidad, y sabes qué tienes que hacer. Alguien que pasa al lado de tu monitor lo ve y aquello le parecen fuegos artificiales con dibujos de bichos y que no se entera de nada con tanto jaleo. No te molestas en explicar más, necesitaría jugar tres veces el juego para estar a tu nivel.
En Diablo 3 te vuelves un hardcore y ni te das cuenta. Ojalá lo de volverse ingeniero fuera así.