martes, febrero 28, 2006

Madrid.

Estaba esperando en la conjunción de muchas calles, en una ciudad distinta, grande, bulliciosa, moderna, muy distinta a la mía. Había quedado contigo hace unos días, y no sabía si íbamos a volver a estar tan a gusto como hace casi dos años cuando nos vimos por última vez... a veces el tiempo pasa tan aplastante sobre las personas que ya lo dudaba, no todas las amistades aguantan el paso del tiempo, y mientras divagaba en mis pensamientos, apareciste cruzando el paso de cebra, tan linda como te recordaba. Sonreíste y me alegré de haberte llamado.

Un largo paseo poniéndonos al día. Sigues igual, pero distinta, sí que hemos cambiado un poco, tú ya no llevas flequillo. Ha llovido desde entonces y, aunque no tenga nada que ver, el tiempo para esta noche augura que lloverá también. Es una pena que haga tanto frío, porque el paseo es muy agradable, así que nos paramos a tomar algo en un sitio que conoces. Me encanta que me lleven...

-¿qué vamos a hacer esta noche?
-vamos a cenar a un italiano que conozco, estoy quedando con unos amigos.
-^^

Tras ver más sitios, y tomar unas cañas en algún otro, vamos a la pizzería. Resulta que mi primo también está por esa misma plaza y tus amigos son muy simpáticos... la noche se va perfilando mejor por momentos.

lunes, febrero 27, 2006

Algo bonito.

Cualquier ciudad me parecería preciosa en ese momento, pero por mi natal Córdoba, con ese vínculo especial que confiere, por las calles de la judería, un paseo, la suave lluvia, tu compañía, tu amistad, tu mano en la mía, y nada más.