lunes, diciembre 08, 2008

El MP3 y la sordera.

La noticia que ya lleva un tiempo repitiéndose por los medios, cito de El País El abuso del MP3 entraña un grave riesgo de sordera, se describe como novedosa alarma, porque todo hay que convertirlo en una alarma hacia la salud de los pobres e inconscientes consumidores. Algo que es obvio, mucho ruido, mucho tiempo, igual a pérdida auditiva permanente.

Primero aclaremos que hay que entender en el titular que con MP3 se refiere a los reproductores portátiles de música que se usan con auriculares, no al formato de compresión de audio mp3. Está fuera de cuestión que muchísimas personas abusan del volumen en la escucha de música, y también que esto es malo para la salud. No voy a entrar a discutir sobre algo que resulta obvio, o es que acaso la obligación en muchos trabajos del uso de protectores contra los ruidos excesivos es una broma.

Hay que acostumbrarse a no exponernos al ruido excesivo como una medida de higiene que debería todo el mundo aprender, pero como muchas cosas, eso no es tan simple. En el caso de los reproductores de música es que sin darnos cuenta, como los llevamos siempre puestos, podemos estar pasándonos de volumen sin advertir el deterioro que puede estar causándonos. Por muy placentero que nos parezca darle volumen a la música, hacer esto por norma es definitivamente malo.

El oído tiene una tolerancia para los sonidos que oscila entre unas intensidades mínimas y unas máximas, según la persona puede variar, por debajo de este límite sencillamente no oímos nada aunque el sonido esté ahí y por encima puede causar daños permanentes según la intensidad. De hecho la famosa granada aturdidora flashbang produce un ruido tan fuerte que provoca la perdida temporal del oído en el acto.

Pero volvamos a la música que para esto se usan principalmente los emepetres. La percepción que hacemos del grado de intensidad de una canción varía en función del ruido ambiente, y lo compensamos con el uso del volumen. ¿Esto por qué es? pues porque para apreciar un sonido con claridad necesitamos que su intensidad esté por encima de la del resto de sonidos del ambiente en el que estamos. Cuanto más ruido más fuerte necesitaremos poner la música para oírla. Esto es muy fácil de comprobar por la noche. Al ser un momento mucho más tranquilo, hay menos tráfico, muchos duermen, no suenan teléfonos, no hay nadie hablando. Entonces con muy poco volumen podemos escuchar claramente la canción que a otra hora, al mismo volumne, nos hubiera parecido un susurro.

Cierro esto con un apunte: hasta hace un par de generaciones, el ser humano no escuchaba música todos los días. Sus oídos están adaptados a la naturaleza y no a la exposición continuada a ruidos intensos como maquinaria pesada, transportes o música.

El detalle motivador de esta parrafada vía: Barrapunto

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