lunes, mayo 15, 2006

Un deseo.

Me gustaría que te fijases en mí como yo me fijo en ti.

Pero tienes tus ojos puestos en otro. Qué envidia del que consigue tocar tu corazón ahí dentro. Desearía ser él, que tu alma se moviese rozada por la mía, sería maravilloso, pero de momento es la mía la que anda tocada.

Últimamente encuentro algo desilusionada esa parte mía que anhela la calidez de otra persona. No porque no encuentre nada, sino porque cuando lo encuentro se torna inalcanzable. Escucho la llamada del deseo, ese sentimiento que te dice que te gusta esa persona, y ahí se queda todo.

Extraña sensación de Deja-Vu.

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