(texto escrito el 5 de abril de 2007, mientras iba en el tren destino Zaragoza)
Sentado, mirando a través de las ventanas, orientado en sentido contrario al de la marcha, contemplo el pasillo, y el movimiento de los objetos que pasamos me distrae de un repentino pensamiento, el paso de generación. El sentido que tiene el legado que heredamos.
Cómo de igual puede ser mi vida a la de mis ascendentes que, antes que yo, cruzaron Sierra Morena. Lo que debió significar para ellos y cómo me hace sentir cercano a sus vidas. Vinculado, como si estos mismos pensamientos ya hubieran tomado forma antes en sus cabezas. ¿Serían felices? ¿Por qué estarían viajando por estas tierras? ¿Estarían haciendo balance de su existencia como yo hago en este momento? Tal vez no se rayasen tanto. A lo mejor sus vidas eran más simples, o pudiera ser que yo sea el equivocado y mi vida es en verdad la simple comparada con las suyas.
¿Cuándo dejaron de ser niños para ser hombres? ¿Qué les hizo tomar el camino que tomaron y no otro? ¿De dónde sacaban la fuerza de voluntad para esforzarse en su día a día?
Tal vez su travesía les tomase días, a mi solo unas horas. Cuánto pesa el pensamiento.
martes, abril 10, 2007
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1 comentario:
Sea lo que sea lo que tomases en el tren... YO TAMBIEN QUIEROOOOOOOO
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