Ya se me olvida cuanto tiempo llevo echándote de menos, y no hace tanto que te vi por última vez, pero te extraño.
Añoro volver a estar como esa única vez en la que, por un momento, sentí que podría perderme en tus labios, pero no me atreví ni siquiera a rozarlos. De eso hace todavía más tiempo. Cómo mis manos jugueteaban con tu pelo, como un niño que está descubriendo el mundo, acariciándolo, sintiéndolo... y en su tacto sedoso, perdiéndose... calmándose, para con un movimiento descubrir tu grácil y sensual cuello, y agitar al contemplar su esplendor todo mi sentido. Tu perfume, tu esencia, tu presencia, tú.
Cuántos sueños merecedores de ser vividos se desvanecen por un solo gesto de incredulidad. Ese día habría sido perfecto.
sábado, agosto 05, 2006
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