Un freak enseñando ciencia.

En la actualidad la televisión ocupa un papel importantísimo en nuestras vidas. No solo nos entretiene, sino que nos proporciona información y un referente cultural. Su papel educativo es innegable.

Una televisión de calidad es lo que se quiere, y muchas veces oímos a la gente quejarse porque la televisión no alcanza unos mínimos de calidad. La tele basura llega a todos los niveles pero la gente la consume aunque se queja de ella. Son programas que consiguen el entretenimiento sin aportar nada.

Algo que resulta curioso, en parte alimentado por esta situación, es que se confunde calidad con educativo. Una televisión de calidad no tiene por qué ser educativa. Y muchas veces se asocia calidad a cierto tipo de programas como documentales o series educativas. Un programa por el hecho de ser un documental no es necesariamente bueno, es más, en general, los documentales, al igual que casi todas las producciones, son una excepción los verdaderamente buenos.

Con contenidos interesantes solo unos pocos productos consiguen hacer un programa ameno y entretenido. La gente quiere calidad pero que el buen contenido no vaya reñido con la diversión que quieren de su televisión. El Mundo de Beakman es el mejor ejemplo de esto.

Conocimientos de la manera más divertida posible.

Beakman, un científico algo excéntrico, desde su laboratorio y con la ayuda de sus compañeros, explica todo tipo de fenómenos científicos. Usando ejemplos reales y divertidos, y con el contrapunto de sus dos compañeros, consigue dar un toque cómico a las explicaciones más complicadas.

Es un programa de corte infantil y por tanto está hecho para que lo pueda entender cualquiera. Es el mejor de este estilo que he visto. No sé si lo siguen emitiendo pero me encantaría volver a verlo. Ya sabéis, si en algún momento os lo encontráis, no lo dudéis y divertíos con el conocimiento.